lunes, 9 de junio de 2008

I Duatlón cros Universidad Europea de Madrid por Tamames


No se si fue más o menos distancia, no tengo ni idea, no llevo reloj, yo salgo a correr hasta que me veo que voy mal y paro, si, tipo Gump, por eso se que puedo mejorar.

Eso es lo que hice, correr tranquilo, al ritmo que marcaba el xaxe que me advertía, no sin razón, que íbamos demasiado rápido, en ese momento habíamos cogido una buena liebre y me encontraba a gusto siguiéndola, pero luego me pasaría factura.


El recorrido a pie no era difícil, pero era tortuoso con tanta curva, muchos cambios de pavimento, la goma de la pista, a gravilla, losa, hierba, más pavimento, asfalto, madera, más césped y de nuevo la pista, no terminé de encontrarme a gusto en ninguno, pero llegamos juntos a la transición, sin ninguna prisa por coger la bici y toda para coger aire.


Empiezo a rodar viendo que el xaxe me sigue en la distancia. La primera vuelta en bici me la tomé con calma, estudiando el recorrido, sin prisa por adelantar gente y recuperándome. El recorrido en bici no era difícil, pero parecía el circuito de Mónaco, casi imposible adelantar y peligroso porque al ir detrás de otra bici no ves bien los baches. Senderos estrechos con hierba alta, ramas que cruzan, todos en fila y si cae uno caen todos, como me pasó en la última vuelta.


Casi al final de la primera vuelta te incorporas al asfalto por la entrada de la universidad, ahí empecé a tirar, adelantando gente antes de llegar a completar una vuelta y en la larga recta del principio del recorrido, mi objetivo era no tener a nadie delante para hacer el descenso a gusto, pero iba tan lanzado que me echaba encima de la gente que iba bajando, todos los que nos pasaron en la carrera a pie y claro al no poder adelantar, a chupar rueda. El estrés de pasar a los otros corredores por un caminito muy estrecho, ir pendiente de los baches, pasar por la rodera para adelantar, me hizo empezar a darme cuenta de que estaba cansado, justo en el ecuador de la prueba. Traté de dosificar un poco pero sin parar de pedalear y notaba la garganta seca como un pozo en Murcia. Sin poder beber, sintiendo el calor, el picor en los brazos y las piernas de las ramas y los rastrojos, empecé a obsesionarme con el agua. Seguí el recorrido sin mayor incidencia, detrás de un grupo que hacía tapón, pero que en el fondo agradecí porque me hicieron frenar un poco y eso me salvo.


Último esfuerzo, tercera vuelta en bici, las cuestas ya no me parecían tan fáciles y no adelantaba con tanta alegría, me acoplé detrás de un chico al que acabé dejando que se marchara. Llegué solo al final de la primera y más larga cuesta e inicié el descenso por la peor parte del recorrido, que parecía que lo habían arado para la prueba. Final de la cuesta abajo, giro de 130º y cuesta arriba, con gente esa era la parte más difícil y a punto estuve de caerme en la dos veces anteriores, no la última, estaba sólo. Seguí avanzando hasta que encontré un grupo que no podía pasar. Estaba muy cansado y desesperado por poder beber, la garganta me quemaba. En esas, el corredor delante mia se queda clavado en un badén pequeño y me hace saltar de la bici para no golpearle, consecuencia, los dos gemelos tiesos en mitad de la cuesta. No sé como, termino de subirla y me tiro al suelo chillando como un loco, el típico ah! Ah! de cuando se te suben los gemelos en la cama porque te has estirado mucho.


En ese momento me noto sentado encima de un cardo, pero el culo era lo que me nos me dolía, con la bici en mitad del camino y sin poder moverla para que los demás pudiesen pasarme. Quito la bici, no se como y me quedo sentado estirándome ambos gemelos como puedo, respirando hondo, estirando, tranquilizándome, volviendo a estirar. No se cómo me subo a la bici y tirando de cuadriceps logro incorporarme al recorrido. La sed me mata y me ciega, lo demuestra el hecho de que elijo el peor sitio para beber. Una cuesta abajo, con una curva señalada a derecha, bidón en mano me doy cuenta de que voy demasiado rápido para tomar la curva pero en vez de soltar el bidón, freno con la izquierda más de lo debido, consecuencia: clavo la rueda delantera y salgo disparado por delante del manillar, la bici, sujeta a mi por los calapiés pasa por encima de mi cabeza y la veo dando tumbos 10 metros por delante mia. Cuando vuelvo a la realidad tras el shock me descubro sentado en el suelo, con el bidón sin tapón pero aún lleno de agua y todavía en la mano. Tranquilamente me bebo el resto del agua, me pongo a buscar el tapón que no encuentro y sólo en ese momento me paro a pensar si tengo algo roto. No me duele, así que voy a buscar la bici, llena de rastrojos, de polvo y con el manillar girado, la enderezo y vuelvo a subirme para acabar despacito por llegar hasta el asfalto de la entrada. Ahí ya estaba muerto. La caída sólo me hizo un rasguño en la tibia, pero en el fondo me mató. Solté la bici como pude y volví a calzarme las zapatillas para correr los 2'5km más interminables que he hecho nunca. En la primera cuesta se me suben los dos gemelos y vuelvo a pararme para estirar. Decido andar, sólo corro en las cuestas abajo, ahí me pasaron muchos corredores que me animaba y me decían que ya estaba acabado... yo si que estaba acabado, como dice el xaxe, el duatlón acabó conmigo.


Llegué a la pista donde corrí un poco para al menos aparecer en la foto corriendo...


No vuelvo a correr!me siento y estiro tranquilamente, respiro y me pongo a buscar al xaxe entre la gente. Al rato le veo correr con dignidad por la meta y quitarse el dorsal como si nada..


Dos días después tengo unas agujetas de caballo en los gemelos, pero ahora estoy deseando que llegue la siguiente, para volver a sentir ese dolor masoquista que te da el afán de superación, que te hace sentir un deportista, como los olímpicos que veremos en un mes pero a nuestro nivel, el sufrimiento es igual para todos.

1 comentario:

Nacho dijo...

Bien mi experiencia del sábado es bastante similar.

Efectivamente comenzamos la primera carrera a pie con la sana intención de dosificarnos y no petar.
Primer km y pasamos en 4:40. Algo no cuadra. Nunca había bajado de 5'/km, y el día que salimos despacito marcamos ese tiempo.
Decidimos tirar algo más despacio.
Aún así y con más curvas de herradura que un puerto de los Alpes, llegamos a la primera transición en 24'34'' (para mi un espectacular ritmo de 4'55''/km).

Me concentro en que la transición me salga mejor que la última vez.
Casco, OK; zapatilla derecha, OK; zapatilla izquierda, su puta madre, se me sale el velcro y no hay forma de meterlo en la anilla.
Cuando consigo salir con la bici, el xaxe ya está en la cuesta, buscándome con la mirada.

Comienzo la subida por asfalto, concentrándome en pillar al xaxe y empezar a beber algo.
Tanta concentración hace que casi me pase el desvío para coger el camino. Tengo que frenar y poner el pie en el suelo para poder girar.
Cuando cojo el camino, comienzo a alcanzar a otros corredores, con el xaxe ya algo más alejado.
Ante la imposibilidad de adelantar, me doy cuenta de que otra vez haremos la carrera separados.
Consigo pasar tres ciclistas sin caerme por una rodera, pero al llegar al final de la cuesta arriba, el camino gira por una senda estrecha y peligrosa.
Aquí si que no hay nada que hacer.
Un compañero me deja pasar un poco más abajo, pero hay un tapón monumental.
Hasta que no llego al asfalto no consigo quitarme gente de delante.
Intento buscar con la mirada al xaxe, pero ya sabemos todos cómo se las gasta en bici.

Comienzo la segunda vuelta de bici, ya más concentrado en no petar, en regularme, me sentía bastante bien.
Pero un bache en una de las bajadas más peligrosas me da un pequeño susto, del cual me da un calambre en los gemelos.
¡Madre mía, me quedan más de 10 km de bici y ya estamos así!
Un poco más adelante el dolor es insoportable y me tengo que parar a estirar y a que me adelanten casi todos los que había conseguido pasar.

Ya un poco mejor me reincorporo a la carrera y voy cogiendo gente otra vez.
Nuevamente los adelanto en el asfalto y comienzo mi tercera vuelta.
Como parece que mis gemelos me respetan sigo lo más fuerte que puedo, ya arriesgando más en las bajadas, ya más conocidas.

La segunda transición va de lujo, pero en cuanto empiezo a correr...
¡¡AAHH!! Si los gemelos siempre llaman dos veces, como el cartero.
Me tengo que parar a estirar un poco, voy molido, pero estoy a punto de terminar mi primer duatlón, y hacer menos de 2 horas.
No pienso rendirme ahora, soy un c2c.
A pesar de todo, paso el primer km en menos de 5' (¿? Yo tampoco lo entiendo). Como los gemelos me respetan sigo mi ritmo que ya no suelto hasta meta.

No he debido sufrir tanto, porque mi primer pensamiento fue hacer menos tiempo la próxima vez y entrenar esos gemelos para que no me vuelva a pasar lo mismo.

Por fin, al cruzar la meta me encuentro con el xaxe y nos abrazamos.
¡Prueba superada! Sólo nos faltó Juanje.
La próxima es nuestra hermanos.